¿Estás cayendo en la ilusión? Cinco formas sencillas de detectar diamantes de laboratorio ‘falsos’
Los diamantes cultivados en laboratorio se han vuelto cada vez más populares en los últimos años debido a su naturaleza ética y sostenible. Sin embargo, con el aumento de la demanda, el mercado también ha visto un aumento en los diamantes de laboratorio “falsos” que se venden como auténticos. Estas imitaciones pueden ser muy convincentes, lo que dificulta que los consumidores puedan diferenciar entre diamantes genuinos cultivados en laboratorio y sus contrapartes sintéticas. Para ayudarle a evitar caer en la ilusión, aquí le presentamos cinco formas sencillas de detectar diamantes de laboratorio “falsos”.
1. Haz tu investigación
Antes de realizar una compra, es fundamental informarse sobre los diamantes cultivados en laboratorio y sus características. Los diamantes cultivados en laboratorio se crean en un ambiente controlado y tienen las mismas propiedades físicas y químicas que los diamantes naturales. Están formados por átomos de carbono dispuestos en una estructura de red cristalina, como los diamantes naturales. Al comprender la ciencia detrás de los diamantes cultivados en laboratorio, estará mejor equipado para detectar cualquier inconsistencia o discrepancia que pueda indicar un diamante “falso”.
2. Busque certificación
Una de las formas más confiables de garantizar la autenticidad de un diamante cultivado en laboratorio es verificar la certificación adecuada. Laboratorios de clasificación de diamantes de buena reputación, como el Instituto Gemológico de América (GIA) y el Instituto Gemológico Internacional (IGI), brindan certificación para los diamantes cultivados en laboratorio. Estas certificaciones detallan el origen del diamante, sus propiedades físicas y químicas y si es sintético o natural. Insista siempre en ver la certificación antes de realizar una compra.
3. Examinar las inclusiones
Las inclusiones son imperfecciones naturales que se encuentran en los diamantes y que se forman durante su proceso de creación. Actúan como huellas dactilares distintas, lo que hace que cada diamante sea único. Si bien los diamantes cultivados en laboratorio también pueden tener inclusiones, tienden a diferir de las que se encuentran en los diamantes naturales. Los diamantes de laboratorio “falsos” pueden tener inclusiones que parecen poco naturales o demasiado perfectas. Los diamantes naturales, por otro lado, suelen tener inclusiones aleatorias y variadas en tamaño y forma. Al examinar las inclusiones, podrá obtener información valiosa sobre la autenticidad del diamante.
4. Consulta el precio
Si bien los diamantes cultivados en laboratorio son más asequibles que los diamantes naturales, no son significativamente más baratos. Si un diamante se vende a un precio sospechosamente bajo, puede ser una indicación de que no es un diamante genuino cultivado en laboratorio. Los diamantes de laboratorio “falsos” suelen tener un precio mucho más bajo que sus homólogos auténticos, lo que atrae a compradores desprevenidos a realizar una compra. Recuerde, si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea.
5. Busque asistencia profesional
Si aún no está seguro de la autenticidad de un diamante creado en laboratorio, busque la ayuda de un joyero profesional. Los joyeros experimentados tienen la experiencia y el equipo para diferenciar entre diamantes de laboratorio reales y “falsos”. Pueden examinar el diamante utilizando herramientas especializadas para determinar su autenticidad. Siempre es mejor prevenir que curar, especialmente cuando se realiza una inversión importante en un diamante cultivado en laboratorio.
Detectar diamantes de laboratorio “falsos” puede ser una tarea desafiante, pero si sigue estas cinco sencillas formas, puede aumentar sus posibilidades de comprar un diamante auténtico cultivado en laboratorio. Recuerde investigar, buscar certificación, examinar las inclusiones, verificar el precio y buscar asistencia profesional en caso de duda. Al estar atento e informado, puede asegurarse de obtener el artículo genuino y no caer en la ilusión de diamantes de laboratorio “falsos”.